El Erizo











El erizo despierta al fin en su nido de hojas secas,

y acuden a su memoria todas las palabras de su lengua,

que, contando los verbos, son poco más o menos veintisiete.

Luego piensa: El invierno ha terminado,

Soy un erizo, Dos águilas vuelan sobre mí;

Rana, Caracol, Araña, Gusano, Insecto,

¿En qué parte de la montaña os escondéis?

Ahí está el río, Es mi territorio, Tengo hambre.

Y vuelve a pensar: Es mi territorio, Tengo hambre,

Rana, Caracol, Araña, Gusano, Insecto,

¿En qué parte de la montaña os escondéis?

Sin embargo, permanece quieto, como una hoja seca más,

porque aún es mediodía, y una antigua ley

le prohíbe las águilas, el sol y los cielos azules.

Pero anochece, desaparecen las águilas, y el erizo,

Rana, Caracol, Araña, Gusano, Insecto,

Desecha el río y sube por la falda de la montaña,

tan seguro de sus púas como pudo estarlo

un guerrero de su escudo, en Esparta o en Corinto;

Y de pronto atraviesa el límite,

la línea que separa la tierra y la hierba de la nueva carretera,

de un solo paso entra en su tiempo y el mío;

Y como su diccionario universal

no ha sido corregido ni aumentado en estos siete mil años,

no reconoce las luces de nuestro automóvil,

y ni siquiera se da cuenta de que va a morir.

Bernardo Atxaga

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2 comentarios:

filo dijo...

una hermosa fábula de Bernardo A. donde da la voz de alarma sobre el depredador más fiero del planeta , es decir "el hombre"...
creo que es una buena reflexión sobre nuestra actuación en la naturaleza.

saludos

Anónimo dijo...

Hermoso cuento que muestra la difícil convivencia entre el mundo sencillo del erizo y el "progreso" humano.
Salud para todos.