Antes, en el Neolítico, los primeros pobladores de esta zona nos han dejado puntas de sílex y posibles restos megalíticos (Cerro de la Horca).
De la edad de los Metales, hay restos de asentamientos formados por dos castros (Morra del Pajar y la Herrumbrosa).
Además, la cercanía de dos rutas comerciales de origen tartésico, la ruta de la Plata y la vía de Medellín-Cáceres, hicieron posible el tránsito y los contactos con fenicios e indoeuropeos.
La llegada de los romanos se aprecia por los restos de villas y numerosas aras y cipos (ermita de Santa Marina), una construcción de tipo militar o castellum (finca Los Castillejos) y algunos molinos de agua.
A los visigodos le debemos la cercana Basílica de Santa Lucía del Trampal (Alcuéscar).
Tras la reconquista, como villa santiaguista conserva un buen número de escudos y la Cruz de San Martín, símbolo de la conquista.
El monumento más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, de finales del S. XV o principios del XVI. Su torre, de forma cuadrada y sustentada por cuatro pilares, permite, por debajo de ella, el paso de una calle. En su interior se encuentra una importante tabla de la escuela hispano-flamenca, "La Virgen de la Leche".
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